El final. Es ese momento clave que en principio debería ser
la cúspide de toda obra. El momento al que te ha llevado todo lo ocurrido en la
historia. Muchos lo llevan de forma espectacular, creando finales que se quedan
grabados a fuego en la memoria. Algunos ejemplos de estos son The Last of Us,
The Legend of Zelda Skyward Sword, Final Fantasy XV o Bloodborne. Otros no
saben cómo mantener el nivel y caen en conclusiones genéricas o que no se
encuentran al nivel del resto del argumento. Estos podrían ser Mass Effect 3 o
No Man’s Sky. Por último tenemos al grupo de videojuegos que carecen de este,
esos que acaban de forma abierta y que nos dejan la historia a medias. Como
ejemplos recientes Sombras de Mordor o Deus Ex: Mankind Divided.
¿Por qué este tipo de final no funciona/no debe ser
utilizado en este medio? En primer lugar, un videojuego suele tener, en su
mayoría, unos tres años de desarrollo en los que se invierte muchísimo dinero,
por lo que si este es un fracaso, lo más probable es que su secuela no sea
desarrollada y por tanto, su historia inconclusa.
En segundo lugar, el videojuego es un medio que requiere
normalmente una mayor inversión por parte del consumidor. Los jugadores tenemos
que comprar una consola o un pc, lo que suponen ya de entrada entre 300€ y 400€
en el primer caso y de esa cifra hasta mucho más si te decantas por la opción
del ordenador. Y no solo eso, los propios juegos nos cuestan entre 40€ y 70€ de
media si los compramos de salida. En comparación al cine o las series, el
ingreso de nuestra parte es bastante mayor, así que ¿estás dispuesto a pagar
ese dinero para una obra sin final y que
además no esté asegurado que lo tenga?
Ahora vamos a comparar dos casos. El de Shadow of Mordor y
el del polémico Half Life. El primero es un videojuego cuya pelea final es
probablemente de las peores del juego y que además de ello carece de conclusión
propia, pero este sí que tiene confirmada su segunda parte, Shadow of War que
saldrá pronto. En el caso de Half Life, más concretamente de Half Life 2 tenemos
la historia sin acabar y a toda la comunidad de videojuegos del mundo esperando
de forma eterna una secuela que no llegará.
Un gran ejemplo a seguir a la hora de crear sagas en
videojuegos es la aclamada trilogía de Arkham de Rocksteady. Cada videojuego
desde Arkham Asylum, pasando por Arkham City y terminando en Arkham Knight
tiene un final autoconclusivo. Está claro que tratándose de una trilogía, lo
ideal es que los juegues desde el principio, y si quieres entender
perfectamente los sucesos de Arkham Knight deberás haber jugado los dos
primeros, pero el caso es que si juegas Arkham Asylum o Arkham City y no juegas
al último, no te quedarás con un sabor amargo y un final inconcluso que opaque
al resto de la experiencia.
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